Antecedentes históricos
La filosofía social occidental tiene su origen histórico en las ciudades de la Grecia clásica. También lo tiene la especulación racional y la indagación científica del mundo natural o humano. El Grecia se encuentra la cuna del pensamiento político; en Roma, las ideas políticas tuvieron menos trascendencia. Grecia se organizaba con la polis, la ciudad griega, donde el sentimiento de inestabilidad política era constante. Sin embargo, las instituciones romanas eran muy estables y la transición hacia otras fue muy sutil y débil. El hecho de que exista inestabilidad política en Grecia hace que busquen soluciones a los problemas que se presentan, creando así el origen del pensamiento político. Todavía hoy en día vivimos en gran medida en el mundo cultural que ellos forjaron, y los valores del hombre moderno -occidental o no- son, en buena parte, los suyos, por muy considerables que sean también las diferencias.
La situación geográfica griega condicionó las relaciones sociales. En las montañas se formaban pequeñas comunidades aisladas (polis), pero el mar favorecía la comunicación entre ellas. En Grecia había diversas comunidades muy diferentes entre sí debido al condicionamiento geográfico; aún y así, tenían un alto grado de conciencia de su peculiaridad y por eso se comunicaban entre sí, pues se dedicaban básicamente al comercio. Los habitantes más primitivos son los PELASGOS, a los que se superponen dos oleadas de invasiones del norte:
a. Tribus invasoras indoeuropeas (AQUEOS), dentro de los cuales distinguimos dos grupos: los EOLEOS y los JONIOS (de civilización micénica y autocrática). Construyeron grandes fortalezas, murallas, monumentos; fue un pueblo que dio prestigio a Grecia.
b. Los pueblos DORIOS (1200-1000aC) invadieron de forma un tanto belicosa, imponiéndose por la fuerza, destruyendo odas las construcciones jónicas, produciendo un retraso en general. El asentamiento dorio más importante tuvo lugar en el centro del Peloponeso, donde se funda Esparta (como campamento militar) con la invasión de los dorios. Los jonios tuvieron que emigrar hacia la orilla oriental del mar Egeo y los nuevos asentamientos dieron lugar a la Región de Jonia, muy próspera económica y culturalmente. El resto de los jonios permaneció en la Península del Ática, donde se funda Atenas y se produce el mayor auge cultural. La organización post-dórica es muy simple: se constituye en pequeñas unidades de población que se asientan en las ruinas micénicas. La civilización griega (siglo VIII a.C.) se caracteriza por estar dividida en minúsculos estados. Esa fragmentación es algo inherente a la vida griega y no llega a unirse hasta mucho tiempo después, provocando el fin de su existencia. Cada unidad poblacional tiene su cultura; su lengua, su escritura, su religión, sus acontecimientos deportivos (...). Esta sencilla organización evoluciona hacia nuevas formas políticas (de la polis a la monarquía, a la aristocracia y la tiranía).
Aproximación a un concepto de polis
En Grecia y en toda la Antigüedad en general, la vida está marcada por la idea de unidad, está condicionada por la existencia de la ciudad, no como mera aglomeración urbana, sino como unidad política. Es decir, que la polis podía estar compuesta por una o varias ciudades y tener un territorio adyacente que formaba parte del conjunto. Se han dado muchas definiciones de polis, todas con un punto común: la vinculación del ciudadano griego con su ciudad. A pesar de la inestabilidad de la polis, en Grecia siempre se mantuvo como forma política. El ciudadano daba prioridad a su vida pública antes que a la privada, vivía para su ciudad, se implicaba mucho en los asuntos públicos (la limpieza, las fiestas, los dioses).
Aristóteles define la polis como "la comunidad de familias y aldeas en una vida perfecta y suficiente cuyo fin común son las buenas acciones y no la convivencia". Esto produce una determinada conciencia de unidad que conlleva la implicación del ciudadano. Las polis tenían una intensa relación entre ellas, pero el mundo griego no llegó nunca a conseguir la unidad política de gran envergadura. Paradójicamente, consiguieron la unidad militar frente a los enemigos externos; y también una cierta unidad cultural a través de la religión y las competiciones deportivas.
Características de la polis
1. Tenían un fuerte sentimiento de pertenencia al grupo por estirpes y por conocimiento personal de sus miembros (la familia lo presentaba a la comunidad política). Pero, a la vez, la polis también tiene en sus manos las condiciones para su desarrollo, se dan las actividades humanas (comercio, política) necesarias para que pueda desarrollarse la cultura.
2. La ciudad no sólo se configura como territorio, sino en una empresa común donde existe un pacto de ayuda mutua (definición de Aristóteles).
3. Lo que más caracteriza a la polis es su autarquía o autosuficiencia; la ciudad es perfecta en sí misma.
4. Las polis se desenvuelven en una constante relación con las polis que les rodean, relación que se da sin que ninguna de ellas pierda su propia identidad. Por tanto, existen dos tendencias: tendencia al aislamiento y tendencia a la comunicación. Tienen una identidad local pero a la vez tienen la idea de nación general. [Las relaciones entre ellos fueron en ocasiones muy intensas y en épocas especiales surgieron conflictos -rebeliones hostiles].
5. Perduración en el tiempo y procedencia de los antepasados; tienen la conciencia de que su organización no es una innovación, sino que procede de los antepasados.
6. La polis descansa sobre algo que el Estado moderno ha intentado separar siempre: la religión. El Estado y la Iglesia, estas estaban muy unidos en todo el mundo antiguo. La religión llegaba a ser un identificador de la unidad (los ritos, las fiestas religiosas). En Atenas, la diosa de la ciudad era Atenea, que representaba a la misma ciudad. El templo estaba situado en un lugar privilegiado en el centro de la ciudad. La representación de Atenea era una lechuza, acuñada en las monedas, encabezaba los tratados que se hacían con otras ciudades. La religión llega a adquirir carácter de institución, es tomada como un asunto de todos, de la comunidad. Las cuestiones religiosas son discutidas por todos e incluso la religión tiene un carácter político. Los sacerdotes son magistrados elegidos por la comunidad y el culto es una obligación ciudadana y, por lo tanto, los templos se conservan a expensas de la hacienda pública, sufragado por el estado el patrimonio de la Iglesia.
7. La polis se asienta sobre una comunidad cultural propia (su lengua, su escritura, sus fiestas). Todas estas son propias.
8. La identidad entre el poder político y la comunidad, la Asamblea, o institución política, era la propia comunidad de ciudadanos. Y el ciudadano se somete voluntariamente a las decisiones de la Asamblea porque han sido fruto de su participación individual.
9. La identidad entre comunidad e institución política explica el escaso desarrollo del aparato administrativo de las polis. No existían funcionarios profesionales. Estas tareas administrativas y burocráticas simples las ejercían los esclavos, excepto las que requerían mayor conocimiento.
10. Tampoco existía la Administración militar: el ejército lo constituían los propios ciudadanos.
11. Se daba una preferencia absoluta a los órganos colegiados frente a los unipersonales porque era más fácil corromper a uno que a muchos y era más acertada la opinión de varios que la de uno. Los órganos colegiados compuestos por un número menor de ciudadanos tenían el mismo funcionamiento que la Asamblea General. Los cargos iban rotando.